viernes, 3 de octubre de 2008

¡Prohibido escupir en el piso y decir palabras obscenas!

ALUMBRAMIENTOS
Por Miguel Muñoz Sábado

Aún recuerdo este aviso que en un pedazo de tabla escribió mi papá y luego clavó en la pared de la casa de barro que estábamos construyendo para nuestra familia en Ciudad Bolívar, recién caída la dictadura de Pérez Jiménez, y cuyo piso de la “sala” acabábamos de pisonear y era el lugar donde se reunían varios de los vecinos que solidariamente ayudaban en la construcción, pero que no estaban libre de acatar aquella norma que había que respetar….A los mayores se respeta. Era una de las principales enseñanzas que nos daban en nuestras casas; y si violábamos la norma de no esputar en el piso o se nos salía una “palabrota” que para aquel tiempo eran caraj... vain... y mier...; y si por una casualidad mi papá o cualquier adulto nos cachaba, con gran vergüenza, pedíamos perdón bajo promesa de no volver a hacerlo y nos perdonaban una vez y con seguridad y por respeto no lo volvíamos a hacer…. Decir malas palabras o insolencias es tosco. Definitivamente constituyen un habito pernicioso, y como afirma el profesor Willy Nelson “afean el lenguaje causando muy mala impresión de quien suele expresarse a través de ellas, pues son vocablos no aceptados socialmente. Una persona cuyo léxico este repleto de obscenidades se verá eventualmente en aprietos si por su mal habito incurre en la ligereza de soltar una “palabrota” ante un auditorio con el que no haya negociado la suficiente confianza y empatía como para permitirse esa irreverencia”…. El buen uso del lenguaje. Es la principal herramienta que debe dominar todo hombre publico que se precie de ser un profesional o un gobernante competente y debe ser así, como bien afirma el mismo Nelson “no solo porque el lenguaje constituye parte importante de lo que lo define como ser en el mundo, parte esencial de su identidad y prolongación de su patria, sino porque el conocimiento y manejo correcto de su idioma le proveerán de ventajas significativas al momento de lograr comunicarse y harán que su mensaje sea mucho mas efectivo, al tiempo que el uso correcto de la sintaxis, la precisión léxica, la clara dicción etc., producirán adicionalmente la percepción de que se trata de un hablante culto lo cual acrecentará su prestigio y facilitará su labor persuasiva”…. Las “palabrotas” del fin de semana pasada. Muchos quedamos atónitos cuando en medio de un eufórico discurso el Presidente, una vez mas, incurrió en la utilización de obscenidades como comodines para referirse a cosas que no tenían relación con lo que estaba tratando; lo grave es que por su liderazgo y alta envestidura muchos seguidores van a repetir dichas frases con lo cual contribuirán no solo al afeamiento, sino también al empobrecimiento del vocabulario… Propongo que perdonemos de todo corazón sin rencor y sin ira éste desliz del Jefe de Estado, y le perdonemos también el resto de los deslices cometidos hasta ahora y otros tantos más hasta completar setenta y siete veces siete. Recuerden ustedes que con ocasión de las enseñanzas de Jesús, se acercó Pedro y le dijo “Señor, ¿cuántas veces debo perdonar a un hermano que me haga daño? ¿Hasta siete veces?” Jesús le respondió: “no te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces siete”. Aunque se trataba de una parábola, saquemos cuenta, si al 23 de noviembre no ha completado las setenta y siete veces siete (490 veces) perdonémosle todas y no le guardemos ningún resentimiento, pero si al sacar la cuenta las sobrepasa, hay que hacer lo que hay que hacer en las urnas electorales. ¿Alguien está dispuesto a secundar esta moción?

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