viernes, 24 de octubre de 2008

Nicaragua “somocista”, gracias a Daniel Ortega

Por Fran Ruiz | Opinión

Sin el menor disimulo y con el mayor de los descaros, Daniel Ortega conduce a Nicaragua hacia una dictadura encubierta. En menos de dos años de mandato se ha despojado de su máscara de pacifista por la de dictadorzuelo bananero que actúa impunemente contra sus opositores, a los que intimida con querellas judiciales o directamente recurriendo a las milicias del Frente Sandinista.

Ahora queda claro que su decisión en la pasada campaña electoral de sustituir el himno sandinista por la “Canción de la alegría” y su grito de guerra “luchemos contra el yanqui” por el lema de John Lennon “dale una oportunidad a la paz”, fue una treta para ganar las elecciones con un programa que prometía trabajar para todos los nicaragüenses, sin distinción de partidos ni ideologías.

Ortega no perdió ni un minuto en quitarse la máscara cuando, rodeado de su protegido, el venezolano Hugo Chávez, y el boliviano Evo Morales, gritó “socialismo o muerte”, al mismo tiempo que saludaba a su socio electoral, el ex presidente Arnoldo Alemán, con quien no dudó en aliarse pese a su ideología derechista y su condena a 20 años de prisión por corrupto.

Pero lo peor estaba por venir y junto a su esposa Rosario —el poder en la sombra— manejaron los resortes del Estado para perseguir a sus “enemigos” políticos, casi todos sandinistas decepcionados con la deriva autoritaria del mandatario, como el ex ministro de Cultura en su primer gobierno, el poeta y sacerdote Ernesto Cardenal, caído en desgracia desde que se atrevió a criticar al ex líder revolucionario y se pasó al disidente Movimiento de Renovación Sandinista (MRS).

Y quién le iba a decir a Carlos Fernando Chamorro, hijo del director del diario La Prensa Pedro Joaquín, cuyo asesinato ordenado por Somoza en 1978 desató la rebelión que desembocó en el gobierno democrático de su viuda Violeta, que su fidelidad a ese primer sandinismo le valdría convertirse en la última víctima de Ortega.

Tras ver cómo sus antiguos camaradas le cerraban su ONG, en venganza por denunciar graves casos de corrupción en el gobierno, mucho de cuyos gastos se usan para costear los múltiples viajes al extranjero de la familia presidencial, pese a que Nicaragua es uno de los países más pobres del continente, Chamorro no ha dudado en denunciar el camino hacia el “neosomocismo” emprendido por el ex líder guerrillero.

Ortega consiguió finalmente que su hijastra Zoilamérica retirase sin dar explicaciones las denuncias de que abusó sexualmente de ella, pero su campaña de intimidación contra los movimientos feministas del país se han recrudecido y es objeto de alarma en toda la región ante la indefensión en la que se encuentran en Nicaragua, desde que el líder sandinista abolió el derecho al aborto terapéutico para congraciarse con la Iglesia.

Esta deriva autoritaria, que llevó ayer al alcalde de Managua, el sandinista Dionisio Marenco, a pedir “al Frente que cesen los ataques contra todo el mundo”, preocupa cada vez más a la Organización de Estados Americanos (OEA), especialmente desde que Ortega advirtió que se opondrá a la entrada de observadores a las elecciones locales del 9 de noviembre, anticipando así que se dispone a cometer un fraude que impida que la oposición le arrebate el poder.

La consecuencia es que el mandatario se pasa estos días más tiempo diciendo a todo el mundo que “Nicaragua no es una dictadura” y, no sin abundantes dosis de cinismo, que bajo su gobierno la “libertad de prensa es ilimitada”.

Si el dictador Somoza levantara la cabeza...

http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=393223

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