Por César Pérez Vivas
Desde un primer momento advertimos el propósito de largo plazo del chavismo. Y no porque lo hubiese dicho el hijo de Sabaneta o fuésemos adivinos, aunque bastará con releer la célebre entrevista que le hizo Agustín Blanco Múñoz para obtener las pistas necesarias. Lo supimos porque contábamos con un nivel de formación política, doctrinaria e ideológica que siempre afianzó nuestro compromiso ciudadano. No costaba demasiado deducir las intenciones de quien, desde un primer momento, calificó lo que pasaba en Cuba como si se tratase de un "mar de la felicidad". Fidel Castro confiscó absolutamente todo el triunfo del pueblo cubano frente a la dictadura de Batista, negando que fuese comunista. La historia inmediatamente posterior es demasiado conocida y amarga como para repetirla. Y a ésta lección caribeña debemos sumar la venezolana, pues ha ocurrido algo semejante. Una etapa inicial en la que se cubrió con el manto democrático, después de haber sido golpista. Otra etapa en la que el régimen poco a poco fue sacando los colmillos y administrando la represión con el respaldo de una inescrupulosa maquinaria publicitaria y propagandística. La que siguió fue la del desenmascaramiento: el proyecto de reforma constitucional que derrotamos en diciembre y mete ahora de contrabando pinta la esencia e inspiración totalitaria del chavezato. Pero al hallarse este marxismo anacrónico en medio de una sociedad básicamente democrática, otra ha sido la táctica y otra la estrategia. Y la Bolivia de Evo Morales sigue los pasos de Hugo Chávez, atento Rafael Correa en Ecuador. Sin embargo, insistamos, si no están alertas nuestros pueblos y sobre todo los sectores políticos y sociales dirigentes, tratarán de meter gato por liebre. Por ello, recordamos agradecidos los esfuerzos realizados, por ejemplo, en nuestro Táchira tan querido, por el Padre Luis Ernesto García que tanto empeño tuvo en divulgar y discutir el ideario del humanismo cristiano entre los jóvenes de entonces. La política tiene una faceta exigente: la reflexión y, sin convicciones, valores y principios, no es posible obrar a favor del pueblo, orientarlo, representarlo, participarlo, compartir sus vicisitudes, buscar e implementar soluciones.
Un régimen tan irresponsable e inauditable como el de Hugo Chávez únicamente se esmera por tratar de engañarnos, tender las trampas caza-bobos de siempre. Ya desenmascarado, se le agotan los recursos para engatusar a la gente. Todos ya sabemos de qué se trata y quiénes son. Con sus equivalentes a lo largo y ancho del país, todo el mundo sabe y conoce que Hugo Chávez tiene su mejor representación en el Táchira en Ronald Blanco La Cruz que a su vez pretende continuar su nefasta obra de gobierno regional con Leonardo Salcedo. Y éste, disfrazándose, sabiendo que el pueblo tachirense no dará un paso atrás, ahora desea presentarse casi como un hermanito de la caridad inventándose un partido exclusivamente de clase media, con una sofocante propaganda que lo presenta como un adalid de los sectores tan afectados por Blanco La Cruz, víctimas favoritas del secuestro y la extorsión. Pero se trata de la boliburguesía, no de la sufrida clase media tachirense. De los contratistas, empleados de alto nivel y demás beneficiarios del hambre y del atraso del pueblo. No somos precisamente los líderes y dirigentes de la oposición quienes andamos en costosos y lujosos vehículos importados bajo la era del control de cambios, ni empleados y contratistas del gobierno.
La clase media tachirense, como la de toda Venezuela, sufre los rigores de la crisis y de las intenciones totalitarias del chavismo representado por Blanco La Cruz y Salcedo, pero está informada, tiene niveles de conciencia y preparación política superiores a los que cree el gobierno y no pisará el peine de los boliburgueses. Nuestra clase media desea un Táchira diferente, pujante, próspero, equitativo, tranquilo, seguro y de todos, en el que pueda libremente desenvolverse sin peligros ni amenazas. Como la de todo el país no caerá en la trampa de un comunismo que bebe 18 años, presentándose con piel de oveja.
http://www.analitica.com/va/politica/opinion/4515043.asp
Un régimen tan irresponsable e inauditable como el de Hugo Chávez únicamente se esmera por tratar de engañarnos, tender las trampas caza-bobos de siempre. Ya desenmascarado, se le agotan los recursos para engatusar a la gente. Todos ya sabemos de qué se trata y quiénes son. Con sus equivalentes a lo largo y ancho del país, todo el mundo sabe y conoce que Hugo Chávez tiene su mejor representación en el Táchira en Ronald Blanco La Cruz que a su vez pretende continuar su nefasta obra de gobierno regional con Leonardo Salcedo. Y éste, disfrazándose, sabiendo que el pueblo tachirense no dará un paso atrás, ahora desea presentarse casi como un hermanito de la caridad inventándose un partido exclusivamente de clase media, con una sofocante propaganda que lo presenta como un adalid de los sectores tan afectados por Blanco La Cruz, víctimas favoritas del secuestro y la extorsión. Pero se trata de la boliburguesía, no de la sufrida clase media tachirense. De los contratistas, empleados de alto nivel y demás beneficiarios del hambre y del atraso del pueblo. No somos precisamente los líderes y dirigentes de la oposición quienes andamos en costosos y lujosos vehículos importados bajo la era del control de cambios, ni empleados y contratistas del gobierno.
La clase media tachirense, como la de toda Venezuela, sufre los rigores de la crisis y de las intenciones totalitarias del chavismo representado por Blanco La Cruz y Salcedo, pero está informada, tiene niveles de conciencia y preparación política superiores a los que cree el gobierno y no pisará el peine de los boliburgueses. Nuestra clase media desea un Táchira diferente, pujante, próspero, equitativo, tranquilo, seguro y de todos, en el que pueda libremente desenvolverse sin peligros ni amenazas. Como la de todo el país no caerá en la trampa de un comunismo que bebe 18 años, presentándose con piel de oveja.
http://www.analitica.com/va/politica/opinion/4515043.asp
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